Hace unos días se celebró el día mundial de las enfermedades raras. Eso me conectó con un comentario que, en ocasiones, he escuchado decir a alguno de mis pacientes como “me han llamado bicho raro”, “me siento bicho raro” y ello haciendo alusión a alguna de sus dificultades. Para poneros en situación, os informo de que algunos de mis pacientes tienen capacidades distintas o lo que hoy en día venimos a decir diversidad funcional, tienen un diagnóstico de discapacidad. Estas personas viven con mucho machaque social debido a las interminables etiquetas que la sociedad les pone, las dificultades que les plantean, además de convivir con las propias dificultades que tienen. He de reconocer que cuando les escucho decir llenos de pena “me han llamado bicho raro”, se me cae el alma a los pies. En estos momentos, les recuerdo un ejemplo, el del TRÉBOL DE 4 HOJAS.
Estamos cansados de ver tréboles de 3 hojas, es algo más que habitual. Lo que no es tan frecuente es encontrarnos con un trébol de 4 hojas. No sé si habrás visto alguno, pero seguro que sabes que se consideran tréboles de la suerte y son muy valorados. Pensando de forma lógica, yo creo que un trébol de 4 hojas se podría decir que es un trébol con “diversidad funcional”, pues se trata de una “malformación”, pero curiosamente, el efecto que produce en la sociedad es: “¡Qué suerte, un trébol de 4 hojas!” Y aquí es cuando yo me pregunto, ¿por qué es un trébol de la suerte si tiene una malformación? Pues desconozco quien hizo esta asociación, pero lo que está claro es que alguien, le dio este significado social y etiqueta de suerte a esta planta.
Cuando me siento delante de mis pacientes con sus distintas capacidades, yo lo que estoy viendo no son personas con diversidad funcional, yo estoy viendo tréboles de 4 hojas. Son personas muy especiales y únicas. Personas capaces de desarrollar cualidades, aptitudes y actitudes increíbles y creo que todo ello puede deberse precisamente a su diversidad funcional, pues debido a ella han tenido una serie de dificultades extras a las que enfrentarse en la vida. Estos tréboles de 4 hojas que la sociedad discrimina y no sabe valorar, resulta que son personas con poderes mágicos. Al menos para mí, tienen el poder de ver lo mejor de las personas que tienen delante y se relacionan con ellas desde el cariño, desde la naturalidad y autenticidad que tanto les caracteriza y de la que hoy en día carece mucho esta sociedad. Para mí es valiosísimo compartir con ellos ratitos de consulta, de entrenamientos o actividades de ocio. Son un regalo, sin duda alguna. Por ese motivo, no puedo entender el trato que suelen recibir y me entristece que, en ocasiones, dicho trato les genere tanto malestar y dolor emocional. Doy gracias por tener la suerte de convivir y compartir diariamente experiencias con estos tréboles de 4 hojas. Mi deseo, que la sociedad despierte y pueda ver la suerte que tienen cuando una persona-trébol de 4 hojas aparece en su vida.
Así pues, mi trabajo con estas personas es apoyarlas para que ellas mismas desestimen los términos y etiquetas peyorativas que les imponen y puedan llegar a transformar estas experiencias para verse y sentirse como lo que verdaderamente son; personas increíbles con capacidades maravillosas.
Paloma Uriarte González.
Psicóloga experta en neuropsicología clínica, diversidad funcional, inteligencia emocional y terapeuta Gestalt.