Ante las adversidades de la vida, podemos dejarnos llevar por la desmotivación y malestar que nos generan dichas situaciones. Por otro lado, también podemos optar por mostrar una actitud resiliente, es decir podemos ser capaces de sobreponernos a estas circunstancias, rehacernos y salir fortalecidos de las mismas. La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas necesidades que se me plantean y al mismo tiempo, usar esa experiencia para crecer y seguir aumentando nuestro desarrollo personal. Las personas resilientes no nacen, sino que se hacen y forjan a través de sus experiencias complicadas. Al estar al límite, han tenido la ocasión de dar lo mejor de sí mismas y han desarrollado las siguientes características:
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Son responsables. Las personas resilientes son conscientes de la responsabilidad de sus actos y la repercusión de los mismos. No suelen quejarse y no culpan a otros, tratan de aprovechar la oportunidad para mejorar.
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Se muestran abiertos sobre sus necesidades y sentimientos. Aceptan lo que sienten y tienen una buena comunicación con sus emociones. Saben que son unas excelentes compañeras de camino y siempre aportan información valiosa sobre nuestros procesos importantes.
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Confían en sí mismos y están dispuestos a asumir riesgos.
Su confianza les ayuda a acercarse a las nuevas experiencias con actitud proactiva. Están preparados para aceptar la posibilidad de acertar o errar, pero siempre con ganas de superarse. Por tanto, no se dejan llevar por el miedo al fracaso.
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Ponen límites cuando lo necesitan.
Es necesario saber decir “no” y poner límites saludables para seguir creciendo y aprendiendo. Conectan con sus verdades necesidades y las guían poniendo límites adecuados para conseguir satisfacerlas.
• Esperan un futuro mejor.
Las personas resilientes tienen la vista puesta al frente, mirando al presente y sonriendo al futuro. Dejan de lado el pasado, poniéndolo en su sitio, agradeciendo la experiencia pasada y soltándola para ver el mañana disfrutando del ahora. Dejan atrás los errores, quedándose con el aprendizaje y usándolo como energía para seguir adelante.
Si quieres ser una persona que no se defina por las adversidades de su camino, recuerda que es cuestión de entrenamiento y reforzar estas características en tu día a día para tener una actitud resiliente y proactiva hacia la vida.
Si a pesar de poner en marcha estos recursos, no llegas a conseguir tu objetivo, puedes consultar conmigo, Paloma Uriarte González, para hacer una plan individualizado y adaptado a ti.
Paloma Uriarte González
Psicóloga experta en neuropsicología clínica, diversidad funcional, inteligencia emocional y terapeuta Gestalt.